sábado, junio 09, 2007

Los Benayas: de judíos a mozárabes

¿Que ocurrió entre la huella que nos sitúa en Palestina hace 3000 años y la huella mozarabe que corresponde a una época mucho más reciente, 2200 años posterior? ¿Por qué y cuándo se hicieron cristianos los Benayas siendo, en origen, judíos?

Sin duda, ese proceso de asimilación se hizo a la fuerza y merece ser conocido. No hay datos específicos de ningún Benayas pero podemos imaginar que su recorrido fue similar al que vivieron los judíos en su conjunto hasta la llegada de los musulmanes Árabes.

Hubo tres momentos criticos en la dificil relación entre judios y cristianos, que coinciden aproximadamente con los años 300, 500 y 700.

PRIMERA CRISIS: (años 300 y 313 dC). Final del Imperio Romano. Se celebra el Concilio de Elvira, (Granada) que sienta las bases de lo que será la Iglesia Cristiana en España y unifica las posiciones contra los judios.
SEGUNDA CRISIS: (año 506 d C). El rey visigodo Alarico II compila y aplica los códigos romanos (Breviarium Alaricianum) que endurecen las condiciones de vida de los judios.
TERCERA CRISIS: (año 694 dC). Concilio de Toledo. El rey Egica dictamina la esclavitud de judios y conversos, pocos años antes de que se produzca la invasión mususlmana (en el 711), que cuenta con la simpatía y el apoyo de la comunidad judía.

Es facil imaginar que los Benayas mozárabes, cristianos que son tolerados como tales bajo el dominio arabe, hubieron de asumir el cristianismo mucho tiempo antes de la Invasión árabe, probablemente en el siglo VI o antes. Si su conversión forzosa se hubiera producido más tarde, cercana ya a la Invasión, es facil imaginar que habrían recuperado las costumbres y religión judías, ya que la práctica de ambas religiones -cristiana y judía- era tolerada bajo el dominio musulman.

HASTA EL CONCILIO DE ELVIRA

Las primeras evidencias contrastadas de la presencia judía en la Península datan de la época romana. A mediados del siglo I, Pablo de Tarso manifiesta en la Epístola a los romanos su intención de ir a Hispania a predicar el evangelio, lo cual es sin duda un indicio de que existían ya comunidades judías. Aunque su vocación era la apertura del cristianismo a los gentiles -no judíos- Pablo organizaba sus viajes a partir de contactos con las comunidades judías de todo el mundo.

En cualquier caso es un hecho contrastado que en el siglo II y III, los judíos han llegado a la península ibérica, viven en comunidades con cierto peso y practican su religión.

El cristianismo no es todavía la religión oficial del Imperio Romano pero se apresta a serlo.

A comienzos del siglo IV, entre el 300 y 313 dC, se celebra el Concilio de Elvira, en Granada (Hispania) al que asisten obispos y presbíteros de toda España. Este concilio sentó las bases de lo que sería la Iglesia en España. Sus cánones son un documento que demuestra, no sólo que ya existían comunidades judías en Hispania, sino que son comunidades prósperas y que practicaban un activo proselitismo.

La religión judaica se presenta como una seria competidora del cristianismo y el concilio se propone combatir activamente sus avances. No lo hace con mejores argumentos sino a través de un golpe de poder que decide la separación de las comunidades judías, al tiempo que implantaban estrictas prohibiciones para alejar a los cristianos del ambiente pagano.

Cuatro de los 81 cánones se refieren a los judíos: los números 16, 49, 50 y 78. Dicen así:

  1. En canon 16 se prohíbe a los cristianos contraer matrimonio con mujeres judías bajo pena de excomunión de cinco años.
  2. El 49 se amenaza con la excomunión perpetua a los cristianos que hagan bendecir sus tierras por judíos.
  3. El 50 prohíbe que miembros de las dos religiones se sienten a una misma mesa.
  4. El 78 sanciona con cinco años de excomunión al cristiano que cometa adulterio con una mujer judía.

Alguno de nuestros antepasados Benayas sufren, como sus amigos y familiares, discriminación por ser judíos. Pero, probablemente, se mantienen en su fe.

PRIMER PERIODO VISIGODO: TOLERANCIA Y REPRESIÓN

Pasada esa crisis, viven periodos de tolerancia y convivencia con los cristianos de la Península. A comienzos del siglo VI se consolida en la Península Ibérica el dominio visigodo. Los visigodos, cristianos arrianos, no mostraron inicialmente ningún interés por perseguir a los judíos pero recopilan y sancionan, en el año 506, los códigos romanos. ( Breviarium Alaricianum, compilado por orden de Alarico II) .

Este cuerpo legislativo que, al parecer, no fue aplicado con mucho rigor. imponía a los judíos las mismas restricciones que las leyes romano cristianas de los siglos IV y V:

  1. Se les prohibían los matrimonios mixtos.
  2. Se castigaba duramente al cristiano que se convirtiese al judaísmo.
  3. Se les prohibía la edificación de nuevas sinagogas pero se les permitía restaurar las sinagogas ya existentes.
  4. Se les prohibía la posesión de esclavos cristianos.
  5. Se les permitía mantener sus propios tribunales para resolver asuntos religiosos, e incluso civiles.

SEGUNDO PERIODO VISIGODO: HACIA LA ESCLAVITUD

La situación cambió cuando el rey Recaredo se convirtió al catolicismo. Durante todo el siglo VII la monarquía visigoda, en estrecha colaboración con la Iglesia católica, adoptó una actitud beligerante contra las comunidades judías. Durante el reinado de Sisebuto, las leyes antijudías se endurecieron significativamente.

Puede que en ese momento alguno de los antepasados Benayas se hiciera cristiano, al menos de conveniencia. El hecho es que se produjeron numerosas conversiones forzosas para no ir al exilio, opción que tomaron otros muchos judíos, que abandonaron el reino instalándose en el norte de África. En los años siguientes, la situación se va haciendo cada vez más difícil para los judíos. Los Benayas que habían optado por hacerse conversos, -o cristianos nuevos- debieron hacer un juramento especial, denominado placitum, rechazando públicamente su antigua religión. Fue en el año 638, durante el reinado de Chintila.

A pesar de ello, seguían, como el resto de la comunidad judía, bajo sospecha de practicar su antigua religión en secreto (criptojudaísmo), lo cual solía ser cierto en quienes habían sido obligados a la conversión, pero no necesariamente en sus descendientes. De modo que las nuevas generaciones de conversos se van asimilando a los cristianos aunque siempre, con el riesgo de ser acusados de falta de "pureza de sangre", una condición, la de "sangre sin mezcla" que se atribuía, sin mucho fundamento, a los llamados cristianos viejos.

La presión sobre los judíos que se mantenían fieles a su religión fue haciéndose cada vez más dura. Si quedaban Benayas entre los judíos la vida se les hizo mucho más difícil. Los que estaban en Toledo se encontraban además en el ojo del huracán pues allí se celebra el XVII Concilio de Toledo, en 694.

El rey Égica, invocando una supuesta conspiración, dictaminó en dicho Concilio la esclavitud de judíos y conversos, y persiguió con saña a ambas minorías hasta su muerte, en 702.

  1. Los judíos fueron desposeídos de todas sus propiedades.
  2. Fueron convertidos en esclavos junto con sus mujeres e hijos.
  3. Ni, en su condición de esclavos, se les permitiría practicar su religión. Si insistían, perderían la custodia de sus hijos, que serían dados para educar a familias cristianas.
  4. Los esclavos cristianos de los judíos serían liberados y el rey designaría a algunos de tales esclavos cristianos para que recibieran a los judíos esclavizados, con la condición de que pagaran los impuestos que antes pagaban los israelitas, incluido el impuesto especial sobre los judíos.

LA INVASIÓN MUSULMANA

Pocos años más tarde, en el 711, se produce la invasión de Tarik y Musa y se inicia la invasión árabe de la Península. Los musulmanes fueron recibidos como liberadores por los judíos de la Península Ibérica, que incluso ayudaron activamente al éxito de la invasión. Su situación mejoró notablemente con respecto a la persecución casi continua que habían sufrido en época visigoda, especialmente después de la conversión de Recaredo.

Los musulmanes, siguiendo las enseñanzas del Corán, consideraban que los cristianos y judíos, en tanto que "gentes del Libro", no debían ser convertidos a la fuerza al Islam y eran merecedores de un trato especial, la dhimma. Los dhimmi (en árabe ,"protegidos") tenían garantizadas la vida, la propiedad de sus bienes y la libertad de culto, así como un alto grado de autonomía jurídica, que les permitía, por ejemplo, acudir a sus propios tribunales para dirimir los asuntos de sus comunidades. Como contrapartida, estaban sujetos a impuestos extraordinarios, y no tenían acceso a la mayor parte de los cargos públicos: no podían, en concreto, acceder a funciones militares ni políticas en que tuvieran jurisdicción sobre musulmanes.

Casi 400 años más tarde, encontramos la traza de los Benayas que han vivido tolerados, como cristianos mozárabes, bajo el dominio musulmán. Los otros Benayas, que optaron por reafirmarse en la fe judía, debieron salir de España en las sucesivas crisis analizadas... o, posteriormente, con la expulsión definitiva en 1492 ordenada por los Reyes Católicos .